Fernando Leal — Cátedras

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sábado, 21 de febrero de 2009

Las dos primeras sesiones

Varios de ustedes me hicieron favor de informarme que las diapositivas de la primera sesión habían expirado y no estaban ya disponibles. Las he restaurado aquí. En cuanto a la serie de diapositivas que preparé para la segunda sesión y de la que vimos una parte, las he puesto aquí.

4 comentarios:

  1. Doctor, gracias por guiarnos con su experiencia y conocimiento…
    Me surgió una inquietud de esta segunda sesión; tal vez sea algo tonta, pero es esta: usted mencionaba que “la estructura tripartita NO es fácilmente discernible en cualquier buen artículo o libro en que se presenten resultados de investigación” si no que más bien, “a veces está sólo implícita y resulta difícil de discernir incluso en buenos investigadores” pues bien, la pregunta es: ¿cómo saber si tal o cual articulo o libro es realmente producto de una investigación y no meramente una opinión o un compendio o resumen de información de varias fuentes, en el mejor de los casos?. Gracias.

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  2. En la página 10 aparece una diapositiva intitulada “Dos errores”. Tengo una duda sobre que se dice ahí. Se menciona que los dos errores más notables que surgen de planear, realizar o interpretar una investigación son que “el diseño de prueba no encaja con la hipótesis de trabajo o la hipótesis de trabajo no encaja con la pregunta de investigación”. Mi duda es cómo podemos darnos cuenta que existen esos errores. En principio, parecería que un examen juicioso del contenido y conexiones entre estas partes nos debería permitir advertir las incongruencias, pero creo que hay dos problemitas muy comunes que conspiran contra ello, especialmente en las ciencias sociales: las trampas que nos pone el propio lenguaje que usamos para formular tanto la pregunta como la hipótesis y la tendencia tan común de confirmar nuestras propias ideas o percepciones. Ambas cosas, creo, suelen generar la ilusión (difícil o a veces imposible de desmentir) de que no sólo la pregunta, la hipótesis y el diseño están bien fundamentados, son relevantes y pertinentes, sino que son del todo compatibles entre sí y están conectados lógicamente. Me gustaría escuchar su opinión al respecto. Gracias de antemano.

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  3. Hugo:
    La pregunta no es nada tonta. Y la verdad es que con cierta frecuencia ocurre que, por más que le da vuelta uno a ciertos textos que se presentan como de investigación, no es posible encontrar la estructura tripartita. El autor del libro no plantea ninguna pregunta precisa o plantea varias sin que se acierte a ver cuál es exactamente la que quiere responder con su texto; o bien, si hay pregunta no hay hipótesis, es decir no se responde con precisión a la pregunta que se ha planteado; o hay varias hipótesis y no se acierta a ver cuál de ellas se pretende poner a prueba; o hay muchos datos que podrían en principio poner a prueba alguna hipótesis, pero no se ve bien cuál; etc., etc. En ese caso concluye uno (salvo error u omisión) que o bien el texto está mal escrito (el autor hizo una investigación, pero no ha sabido reportarla con un mínimo de coherencia) o bien no hay tal investigación. Pero para poder decidir una cosa o la otra hay que aprender a leer correctamente, es decir con la ayuda de esta guía que he expuesto hasta ahora en abstracto y espero exponer en casos concretos durante lo que queda del curso.

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  4. Jorge:
    En ocasiones la decisión de que algo no encaja en un texto (eventualmente escrito por uno mismo) es sutil. Hay textos que parecen coherentes, pero no lo son, o que parecen incoherentes y en realidad son coherentes. Pero en otras ocasiones la decisión es fácil. Así por ejemplo, si alguien (eventualmente uno mismo) pregunta por qué ocurre un fenómeno y responde diciendo que hay tres especies de ese fenómeno. La pregunta es causal (pide a gritos que se diga qué causa qué) y la respuesta es clasificatoria (divide el fenómeno en varias clases). Yo me contentaría para empezar con que pudiésemos identificar los errores obvios; luego habrá tiempo para hacernos más sofisticados. ¿Hay trampas de lenguaje? Sí que las hay; y sí que hacen que cometamos con frecuencia el primer tipo de error. Por no mencionar sino una de ellas: los pronombres interrogativos "¿por qué?" y "¿cómo?" se usan en el habla coloquial de manera muy diversas. Sería muy bueno concientizarse sobre algunas de estas trampas (por lo pronto las más usuales); espero tocar el asunto al hilo de los ejemplos que discutiré en lo que queda del curso. Otra manera de defenderse es formular muchas alternativas de nuestras preguntas y nuestras hipótesis. En el juego de expresiones es posible a menudo encontrar claridad. ¿Es la tendencia a confirmar nuestros prejuicios tal que provoque errores? Sin duda, sobre todo el segundo tipo. De allí la importancia de pensar siempre en hipótesis alternativas. Recomiendo leer sobre esto especialmente los artículos de Peirce, Chamberlin y Pratt.

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