Fernando Leal — Cátedras

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miércoles, 4 de marzo de 2009

Teoría y marco teórico II

Jorge escribe el siguiente comentario:
  • Muchas gracias por la ampliación del comentario, Dr. Leal. Es un asunto importante el que señala. Muchas veces se tiende a pensar el marco teórico como una especie de “cajón” (quizás sugerido por la palabra marco) en la que cabe todo lo que no sean datos y que aparentan tener cierto grado de sofisticación verbal.
    La definición que ofrece de teoría es excelente. Quizás no haya otra que con tal economía indique lo esencial del término. Me quedé pensando, sin embargo, en la necesidad de agregar que una teoría es o permite explicaciones, como justamente insiste Homans en uno de los libros que amablemente subió a su blog y nos recomendó leer. Una teoría es o permite explicar fenómenos (muchos o pocos, de acuerdo al grado de generalidad que tenga). Me parece clave este rasgo de las teorías para no confundirlas con otra clase de sistemas de ideas con las que suele confundirse. Me gustaría conocer su opinión al respecto. Gracias de antemano.
En un sentido Jorge tiene toda la razón: ¿para qué querríamos una teoría (entendida como conjunto de proposiciones o como conjunto de modelos) si no para explicar algo? Las razones por las que no incluyo esta nota en mi definición (verdaderamente minimalista o minimista) de teoría son como sigue:
  • El concepto de explicación no está exento de controversias; antes al contrario, se presta para ellas. Testigo de esto es la famosa disputa que oponía comprender a explicar en la epistemología germánica del siglo XIX. Estas disputas, como todas las de su índole, son en mi opinión estériles. Creo firmemente que haremos progresos en la medida en que discutamos problemas y áreas de investigación específicas (como me propongo hacer, aunque sea brevemente, durante el resto de la cátedra). Es entonces que podremos plantearnos si en el caso de tal teoría estamos explicando o haciendo alguna otra cosa.

  • Como certeramente señaló en la sesión pasada el profesor de física teórica Vladimir Efremov, los físicos insisten desde hace mucho tiempo en que la marca de una verdadera teoría física no es la explicación, que en todo caso se refiere al pasado, sino la predicción, en particular la predicción exacta (es decir, cuantitativamente aproximada a n decimales) de fenómenos nuevos (es decir, no contemplados durante la constitución de la teoría). Algunos filósofos han alegado que esta no es una propiedad lógica, sino psicológica o sociológica, de las teorías físicas: el fundamento de la confianza de los físicos. Otra vez una discusión poco útil.

  • Hay teorías de las que no podemos decir claramente que es característico de ellas explicar. Así no queda claro que la geometría y la anatomía expliquen nada en el sentido de que proporcionen modelos causales (si bien es cierto que sin ellas p.ej. la mecánica o la fisiología no podrían construirlos). Sin embargo, me resistiría a decir que la geometría y la anatomía no son teorías.

  • En último término (como espero que vaya quedando claro), esto es un asunto terminológico: a qué queremos llamar teoría y por qué. Y los asuntos terminológicos no deben confundirse con los asuntos substantivos. Esta confusión sólo engendra logomaquias, pleitos sobre palabras, que están muy lejos del espíritu de la investigación científica.
A pesar de estas aclaraciones, cabe decir (y aquí es donde le doy toda la razón a Jorge) que en la mayoría de los casos que nos interesan en la investigación científica andamos buscando precisamente teorías explicativas (teorías que nos expliquen qué causa qué), y en ese sentido estrecho conviene no olvidar esta nota que Jorge propone. (En cuanto a Homans, no olvidemos que en su texto supone lo que se llama el modelo nomológico-deductivo de la explicación, el cual a su vez ha generado, como dicen los ingleses, mucho calor y poca luz.)

Alguien podría decir, finalmente, que para que una teoría merezca ese nombre debe ser susceptible de enfrentar a la experiencia, es decir generar hipótesis que podamos contrastar con datos empíricos. En parte tendría razón quien dijera esto, por cuanto, otra vez, en la mayoría de los casos que nos interesan en la investigación científica andamos buscando teorías contrastables. La razón de no incluir esa nota es que, con alguna frecuencia, los investigadores (desde la física hasta la sociología) utilizan teorías no contrastables, o al menos, no contrastables por ahora. Por qué ocurre esto y cuándo está o no justificado proceder así, es un asunto peliagudo que en mi opinión debe discutirse caso por caso. Espero tener ocasión de hacerlo a la hora de discutir los problemas y áreas particulares a los que debemos abocarnos a partir de la próxima sesión.

2 comentarios:

  1. Doctor, primero lo felicito por la manera tan amena y familiar como nos plantea los vericuetos por los que un estudiante o un investigador atraviesa en el diseño de su plan de una investigación (en especial la estructura lógica tripartita). En segundo termino deseo conocer su opinión sobre una inquietud que surgió en la tercera sesión y que se refiere a cómo un alumno o investigador puede detectar teorías más verdaderas (o poderosas), de tal manera que le permitan comprender la realidad más objetiva y sustentar mejor su investigación, si muy a menudo nos percatamos de la actitud dogmática de algunos de los “científicos” sociales al no demostrar lo que afirman, ni mucho menos presentar en sus trabajos un cierto grado de contrastabilidad o falseabilidad (en términos popperianos). Existen razones suficientes para decir esto, sólo basta remitirse a los numerosos trabajos relacionados con la retórica de la sustentabilidad y aquellos estudios realizados bajo la óptica del psicoanálisis, por poner algunos ejemplos.

    Creo que la gran diferencia entre lo que hacemos en la ciencias sociales con lo que se desarrolla en el campo de la física, es que los científicos de esta última disciplina no sólo predicen con un alto grado de certeza (tal como lo dijo un profesor participante de la sesión pasada), sino que por lo general demuestran convincentemente lo que afirman.

    Por lo anterior, considero importante reflexionar sobre el problema de la demarcación, para que todo mundo sepa distinguir entre lo que es ciencia y lo que no es ciencia. Desde mi punto de vista, el tema de la filosofía de la ciencia no lo considero infructuoso ni debe perderse en lo abstracto, cualquier estudioso tiene que saber “¿Qué es esa cosa llamada ciencia?”, (como el titulo de la popular obra de Chalmers). ¿Para qué sirve?, ¿cómo se construye?, ¿cuál es su producto? y ¿qué es lo que le da rigor científico al conocimiento?, no sólo para sustente teóricamente de mejor manera su trabajo de investigación sino también para que lo engañen. No hay que olvidar que los científicos son también docentes -y autores de textos- que influyen mucho en los alumnos.

    Aclaro que estoy consciente que el conocimiento científico no es el único que tiene que consultar un alumno o investigador, tampoco tiene la verdad absoluta, incluso es falible aunque también es corregible, por eso es el saber más confiable que tenemos los humanos.

    Cabe traer aquí lo que llegó a decir, hace tiempo, el Premio Nobel de Química, 1995, Mario Molina: “No sólo los científicos deben saber de ciencia. Es preciso que todos los mexicanos sepan al menos lo fundamental, para que le tengan respeto al saber y no sólo al hacer”.

    Disculpe por lo largo de mis comentarios, pero me gustaría conocer su opinión al respecto.

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  2. Dr. Leal Carretero reconozco una fe de errata en mi comentario relacionado con la inquietud de cómo detectar teorías más verdaderas (o poderosas) y sobre el problema de la demarcación, entre otras cuestiones (enviado el 4 de marzo de 2009).

    Dice:

    “…no sólo para sustente teóricamente de mejor manera su trabajo de investigación sino también para que lo engañen.”

    Debe decir:

    “…no sólo para sustentar teóricamente de mejor manera su trabajo de investigación, sino también para que no lo engañen.”

    Salvador Gómez Nieves
    Profesor-investigador del CUCEA
    y con orgullo ex-alumno de usted del
    Doctorado en Ciencias Sociales

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